Desde las honduras sin fin
del mundo en su incesante girar,
vuelan las horas dormidas
apelando a las dulces sensaciones
de tus caricias perdidas.
Gime la lluvia en su caer constante
rasgan las sombras serpientes de luz
encendiendo mi silueta yacente
que busca en su naufragio
la tabla de salvación de tu amor.
No habrá nítida alborada sin ti,
no habrá claro amanecer sin tu sol,
ni lucero radiante que me mire,
sino mis ojos quienes los senderos velen
esperando ver tu figura emerger.
Porque la sombra de tu recuerdo
una vez más anegará mi alma
anhelando profundamente tus caricias,
que jamás me quisiste dar,
que nunca me pertenecieron…
Madrid, 19 de Mayo de 2008
habrá claro amanecer sin tu sol,